Tradiciones
y Costumbres -
Mestizos
Desde que aparecieron los primeros vástagos del cruce entre blancos
y aborígenes se les llamó mestizos, tanto en Venezuela como en el
resto de América. No parece haber existido variaciones importantes
alrededor de esa acepción de dicho término, el cual, según el
criterio del Inca Garcilaso de la Vega, «...fue impuesto por los
primeros españoles que tuvieron hijos en indias...» Hubo en
cambio, diferentes tipos de mestizos, cuya distinción les fue
indispensable, ya que a partir de ella se establecían en la
sociedad colonial diversos grados para poder alcanzar ciertas
prerrogativas sociales. José Gumilla señala las 4 generaciones
principales siguientes: de europeo e india sale mestiza (dos cuartos
de cada parte), de europeo y mestiza sale cuarterona (cuarta parte
de india), de europeo y cuarterona sale ochavona (octava parte de
india) y de europeo y ochavona sale puchuela (enteramente blanca).
El autor de El Orinoco ilustrado y defendido agrega que si la
mestiza se casa con mestizo, la prole se llama vulgarmente «tente
en el aire», porque ni es más ni es menos que sus padres, y si la
mestiza se casa con indio, la prole se llama «salto atrás»,
porque en lugar de adelantar algo, se atrasa o vuelve atrás. Estas
denominaciones no eran absolutamente rígidas, aunque alrededor de
ellas giraban todos los prejuicios raciales sobre los hijos de
españoles e indios durante la Colonia en Venezuela. El proceso de
formación de la población mestiza en el territorio venezolano se
inició prácticamente desde el desembarco de los españoles en las
costas del mismo. Alonso de Ojeda ya en 1500 estaba unido a una
india con la que se casó y tuvo varios hijos. En las islas de
Cubagua y Margarita, desde mucho antes de 1550 se extendió el
mestizaje con fuerza. De allí surgió Francisco Fajardo, el mestizo
venezolano más destacado del siglo XVI. En las ciudades de Coro, El
Tocuyo y Barquisimeto, tan pronto como se fundaron empezaron
también a llenarse de mestizos. En Caracas, comenzaron a
registrarse los bautizos de vástagos de europeos y aborígenes
apenas se abrió antes de 1580 su primer libro de bautismos. En los
Andes el proceso no fue diferente, como lo confirma el hecho de que
hasta Juan Rodríguez Suárez, el fundador de Mérida, dejó varios
hijos mestizos. La rapidez y amplitud en la formación de la
población mestiza se explican, por un lado, porque entre los
españoles no existían trabas étnicas para cohabitar con personas
de cualquier grupo racial y por otro, porque la conquista fue una
empresa masculina, en la que escasearon, por consiguiente, las
mujeres blancas. El amancebamiento entre españoles e indias tuvo
que ser frecuente, y de él surgieron los más importantes núcleos
de mestizos venezolanos durante los siglos XVI y XVII. Este hecho
comunicó a esa población la situación incómoda de un origen
ilegítimo, sobre el cual se ensañarían muchas de las mezquindades
sociales de la época colonial. Hubo, sin duda, mestizos que
procedían de uniones legales, ya que la legislación permitía el
matrimonio entre europeos y naturales. Sin embargo, estos
casamientos no abundaron, por lo que los mestizos legítimos
pertenecían al campo de las excepciones. La situación de los
mestizos en el contexto social de la Colonia no era muy homogénea,
ya que entre ellos existían diferencias bastante marcadas. Los
hijos legítimos y de piel menos oscura gozaban de casi todas las
prerrogativas de los blancos: podían contraer matrimonio con
éstos, ordenarse de sacerdotes, ingresar a la universidad. En este
grupo se encontraban los cuarterones y ochavones, quienes, por una
bula de Clemente XI, ya a comienzos del siglo XVIII, debían ya ser
considerados como blancos. El jurista Juan Germán Roscio pudo,
precisamente, ingresar al Real Colegio de Abogados de Caracas porque
comprobó su condición de mestizo cuarterón, nieto de una india.
Por el contrario, los mestizos ilegítimos y de color más oscuro se
hallaban en una posición tan desventajosa como la de los sectores
más discriminados. Ellos formaban parte de la llamada «gente
inferior» que, a menudo, sacaban su sustento de los denominados
«oficios viles». Existieron disposiciones generales que reducían
los derechos de los mestizos, como la que les impedía, desde 1576,
al igual que a los mulatos, ejercer el cargo de escribano. La
legislación llegó, sin embargo, a concederles la facultad para
portar armas, aunque a veces los funcionarios reales hacían caso
omiso de tal derecho. La población mestiza fue afianzándose desde
la conquista en aquellas regiones donde los indios resultaban
indispensables para el trabajo por razones diversas, particularmente
donde persistió la institución de la encomienda. Por consecuencia,
predominaban los mestizos al despuntar el siglo XVIII en el
occidente, sobre todo en los Andes; en el oriente, con la excepción
de los valles donde, como en el de Cumanacoa, el cultivo de la caña
de azúcar fue esencial, y en algunos espacios de Guayana donde
conquistadores y misioneros, sobre una base demográfica indígena,
fundaron varios pueblos y ciudades. Hacia el final de la Colonia el
número de mestizos había alcanzado gran aumento, a pesar de que
procedían de una población en extinción, como era la de los
aborígenes, y de un pequeño grupo de pobladores, como fue el de
los españoles. Su presencia se notaba en todas las regiones del
país y hallábanse también participando en las actividades más
diversas, aunque muchos de ellos trocados en criollos blancos.
Quizás por ese desarrollo, ya en las postrimerías del régimen
colonial abundan las buenas opiniones sobre los mestizos. El padre
Juan Antonio Navarrete, autor de Arca de letras y teatro universal,
afirmaba hacia 1783 que «...los mestizos son la mejor mezcla que
hay en las Indias...» El arzobispo de Caracas Francisco de Ibarra,
en 1805, consideraba que los mestizos «...son los hijos de indios y
blancos, y tan aptos que o los han graduado por blancos, o por muy
cerca de esta clase...» Los mestizos llegaron a ser, evidentemente,
un sector fundamental en la vida social de Venezuela, hasta el punto
que se ha atribuido a los mismos un peso decisivo en el triunfo de
la gesta emancipadora. Mas en este caso se hace referencia a una
mezcla racial que incluye a blancos, indios y negros.
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