Tradiciones
y Costumbres -
Descubrimiento de
Venezuela
La llegada de los europeos al territorio de la actual Venezuela se
produce en el tercer viaje de Cristóbal Colón (1498), y luego el
conocimiento de sus costas es completado por las expediciones de los
años siguientes, especialmente las de Alonso de Ojeda y Rodrigo de
Bastidas. En sus 2 primeros viajes, Colón había explorado el
Caribe insular, pero no había hallado Tierra Firme continental.
Así, en el primero que fue el del descubrimiento del Nuevo Mundo,
llegó el 12 de octubre de 1492 a una isla del archipiélago de Las
Lucayas llamadas por los indios Guanahaní, a la que el genovés
puso por nombre San Salvador; seguidamente fueron avistando y
reconociendo las islas de Santa María de la Concepción, La
Fernandina y La Isabela; buscando un camino hacia el reino del Gran
Kan, se topó con la isla de Cuba, a la que llamó Juana, y en el
sur se encontró con otra gran isla, Haití, a la que denominó La
Española. Después de construir en ésta un fuerte llamado Navidad,
con los restos de la nao Santa María, y dejar en él una
guarnición, emprendió el regreso a España, arribando a Lisboa el
4 de marzo de 1493; los Reyes le recibieron en Barcelona y le
concedieron todos los honores estipulados. Al calor del entusiasmo
despertado por los indios y objetos maravillosos que traían y las
narraciones que contaban, se preparó una nueva expedición muy
numerosa, que zarpó de Cádiz en septiembre de 1493. El 3 de
noviembre llegaba a Dominica y fue descubriendo toda la serie de
islitas de las llamadas Antillas Menores: María Galante, Guadalupe,
Montserrat, Santa María la Antigua, etc. El 22 de este mes estaba
en La Española, donde encontró el fuerte Navidad destruido y la
guarnición muerta; después de fundar La Isabela, primer
establecimiento en el Nuevo Mundo, recorrió la costa meridional de
Cuba y descubrió la isla de Jamaica. Creyó Colón que Cuba ya era
tierra continental y así lo hizo constar en acta levantada al
efecto. En marzo de 1496 emprendió el regreso a España, y el 11 de
junio llegó a Cádiz. Gozó de nuevo el favor de los Reyes y se le
confirmaron sus privilegios.
En abril de 1497 se empezó a preparar el tercer viaje, en el cual
los expedicionarios verán por primera vez el continente americano;
los apuros de la Real Hacienda y la malevolencia de Fonseca hacia el
Almirante retrasaron la organización de la flota. Pedro de Margarit
y Fernando Boil, personas de gran prestigio en la Corte, regresaron
del segundo viaje antes de que Colón zarpara para el tercero, y
describieron como muy caótica la situación en La Española, lo
cual creó una mala imagen del Almirante. Colón procuró
rehabilitarse, y presentó a los Reyes Católicos los indios que
había traído, diversas aves, otros animales y plantas, además de
objetos que los indios usaban para su servicio y recreo; pero los
monarcas dejan de tener confianza ciega en él y en sus promesas. La
impresión dominante es que el descubrimiento era un fracaso, pues
no se hallaron tierras ricas en metales preciosos o mercaderías de
gran valor. De ahí la obsesión de Colón de encontrar oro a toda
costa y también de utilizar la esclavitud para obtener ganancias;
en esto último entró en conflicto con la reina Isabel, que no lo
aceptó. De todos modos, Colón consigue nuevas mercedes: el
nombramiento de adelantado para su hermano Bartolomé; licencia para
fundar mayorazgo; y el de admitir al servicio de la Corte a su hijo
Hernando. Los Reyes quieren utilizar la pericia de Colón como
navegante y apartarlo, en lo posible, del gobierno de La Española.
Con el apoyo de la Corona, se pudieron equipar 8 naves, en las
cuales habían de embarcar no sólo soldados y marineros sino
también labradores, artesanos y menestrales de diversos oficios. Se
había planeado introducir cultivos, como la caña de azúcar, y
establecer el repartimiento de tierras entre los pobladores.
Consecuentes con sus propósitos de alejarlo de La Española, los
Reyes ordenaron que 2 navíos partieran antes con recursos para la
colonia; mientras que los otros 6, con el Almirante, saldrían
luego, dedicados a explorar y a nuevos descubrimientos. Se quería
saber la ubicación de las islas descubiertas, que muchos empezaban
a considerar que era diferente de la de los reinos citados por Marco
Polo en Extremo Oriente. Por otra parte, también se deseaba conocer
la posición exacta respecto de la línea de demarcación
establecida con Portugal en el Tratado de Tordesillas. Vencidos
todos los obstáculos, la expedición salió de Sanlúcar de
Barrameda el 30 de mayo de 1498. Para el conocimiento de lo relativo
a este viaje disponemos, además del Diario de a bordo que llevaba
el Almirante, de la carta que éste escribió a los Reyes Católicos
poco después de haberlo terminado. La flota navegó por rutas no
acostumbradas hasta la isla de Madera, a fin de evitar conflictos
con una armada de Francia que la aguardaba en el cabo San Vicente, y
de allí pasó a las islas Canarias, donde se abasteció y de nuevo
volvió a dividirse. Colón envió 3 navíos directamente a La
Española, y él con una nao y 2 carabelas siguió camino al sur,
tal vez en virtud de los consejos del cosmógrafo catalán Jaime
Ferrer, quien había sido consultado por los Reyes y opinaba que
había mayores riquezas hacia el ecuador; además, propuso un
método para determinar la línea de demarcación. Colón se
proponía llegar a la línea ecuatorial, y de allí seguir al
occidente hasta que La Española le quedase al norte; pasó por las
islas de Cabo Verde, donde no se detuvo; a 120 leguas de allí,
cesó el viento y por espacio de 7 días tuvieron un calor
sofocante, que Colón temió que se quemasen las naves y la gente,
no pudo seguir más al sur, como quería, a fin de dirigirse al
oeste por debajo del ecuador, pues la corriente ecuatorial del norte
lo llevó a las costas suramericanas.
El 31 de julio de 1498, al mediodía, vieron tierra. El marinero que
la vio era Alonso Pérez Nizardo, de Huelva; como en la isla vio 3
montes juntos, Colón la llamó Trinidad, por más que parece que ya
estaba dispuesto a ponerle este nombre a la primera tierra que
hallase. Estaban frente a Punta Galea, en el extremo suroriental de
la isla; a la mañana siguiente se detuvieron junto a otro cabo, que
llamó de La Playa, donde bajaron a tierra marineros que tomaron
agua, no encontraron gente, pero sí vestigios de haber estado allí
pescadores; ya habían visto casas y poblados en la costa que
habían dejado a mano derecha. También en Galea, donde no pudo
fondear, vio casas y gentes, y tierras tan lindas y verdes, que las
comparó con las huertas de Valencia en marzo. En la punta que
llamó del Arenal (ahora punta Icacos) se les acercó una canoa
grande con 24 hombres armados con arcos y flechas, los cuales le
parecieron de muy buena complexión; pero no pudieron entablar
relación, ya que los indígenas les lanzaron flechas. Bordeando la
parte meridional de la isla, vislumbraron hacia el sur el delta de
un gran río, lugar que Colón denominó isla Santa; es la primera
visión de la América del Sur continental y de Venezuela; en su
carta, Colón la describe así: «Cuando yo llegué a esta Punta
Arenal, allí se hace una boca grande de dos leguas de Poniente a
Levante, la isla de Trinidad con la Tierra de Gracia»; isla o
Tierra de Gracia, tal es el nombre que le dio Colón a la tierra
venezolana; el Almirante se asombró de la corriente que había, que
rugían como las olas del mar que van a romper en las rocas, y de la
impetuosidad de las mismas, como a su decir, lo hace el río
Guadalquivir en tiempo de avenida, de tal manera que tuvo miedo de
no poder volver atrás por la corriente, ni ir adelante por los
bajos. En cabo Arenal tomaron los barcos el agua que necesitaban y,
después de capear una tremenda ola que les llenó de espanto, con
muchas dificultades, a causa de los bajos peligrosos y la furia de
las corrientes, Colón cruzó el estrecho, al que dio el nombre de
Boca de Serpiente; la sonda le había dado 6 o 7 brazas de fondo y,
gracias a la ayuda de vientos favorables, atravesó por esta boca y
luego, navegando hacia el norte, halló tranquilidad y que el agua
era dulce; al este vio lo que le pareció el extremo de la isla de
Trinidad, y lo llamó cabo Boto, la isla Delfín, la de Caracol y el
cabo Lapa, punta de la península de Paria; a todo este lugar dio el
nombre de Boca de Drago. Colón afirma que «…allí había dos
cabos de tierra muy alta, el uno de la parte del Oriente, y era de
la misma isla de la Trinidad, y el otro del Occidente, de la tierra
que dije de Gracia…»; comprobó que la tierra era muy angosta,
más que aquella de la punta del Arenal; que había las mismas
corrientes y el rugir fuerte del agua, pero que esta era dulce.
Prosiguió la navegación por la costa sur de la península y paró
junto a un río; acudió mucha gente y se enteró que llamaban a
esta tierra Paria. Es el primer contacto con la Tierra Firme; era el
5 de agosto de 1498. Hernando, su hijo, cuenta que mandó barcas a
tierra, donde hallaron mucha fruta y señales de gente que había
huido por temor a los recién llegados. Pero, de acuerdo también
con Hernando Colón, luego en tierra tuvieron trato con ellos y se
mostraron en forma amigable. El lugar donde fondearon sería en una
de las ensenadas conocidas hoy como Güinimita, Ucarita, Patao o
Vacua. Tradicionalmente, se considera que el sitio donde
desembarcaron se hallaba en la ensenada de Macuro, en la
desembocadura del río San Juan, donde hoy se halla Puerto Macuro.
No está claro si Colón bajó a tierra; en su carta, el Almirante
dice que no lo hizo por estar enfermo de los ojos; hay testimonios
que afirman que Pedro de Terreros fue el primer europeo que pisó
Tierra Firme suramericana, acompañado por Andrés del Corral y
Hernando Pacheco; fueron recibidos muy amistosamente por los
nativos. Les obsequiaron casabe, frutas y bebidas fermentadas y, al
partir, les acompañaron a las naves. A Colón le pareció que más
allá, hacia el poniente, las tierras eran más llanas y corrió por
esta costa «…hasta el cabo de esta sierra…» Posiblemente se
refiera a Punta San Diego; luego siguió hasta el río Güiria y
Punta Aguja (Punta Alcatraz o Guaraguara). En su carta se refiere
muy elogiosamente a los naturales, que describe de muy buen físico
y los más blancos que haya visto en las Indias; llamó a este lugar
jardines, «…porque así conforman con el nombre…»; indagó
dónde obtenían los indios el oro con el cual se adornaban y todos
le señalaban una tierra fronteriza de ellos, hacia el poniente,
pero le daban a entender que no fuese para allá, pues estaba
habitado por tribus caníbales; también preguntó dónde
encontraban las perlas y también le señalaron que al occidente y
al norte, detrás de esta tierra donde estaban. Prosiguió Colón su
viaje hasta el fondo del golfo, al que denominó Golfo de las
Perlas, a pesar de no haberlas encontrado allí, y torciendo hacia
el sur entró en un golfo muy grande y le pareció que en el mismo
había 4 golfos medianos y que de uno de ellos salía un río muy
grande, que debe ser el río Paria. Aquí nota que la aguja se
desviaba ahora no hacia el norte, como ocurre a 100 leguas de las
Azores, sino hacia el noreste; para explicarse la inclinación de la
aguja magnética, cree que la tierra no es redonda sino en forma de
pera, y que la cima se hallaría por aquellas regiones. Cree que
pasadas 100 leguas más allá de las Azores, los navíos van
alzándose suavemente hacia el cielo. El 13 de agosto, Colón
comenzó a navegar hacia occidente por la costa septentrional de la
península de Paria, poniendo nombres a las islas y cabos,
probablemente hasta Araya; avistó las islas de Margarita, Coche y
Cubagua, aunque no desembarcó en ellas. Le gusta tanto aquella
costa, regada por grandes ríos y de vegetación exuberante, que se
figura que allí es donde estaba el paraíso terrenal; juzga que
está en tierra firme, es decir, ante un continente, en otro mundo,
y que es una tierra infinita, pero aún estaba convencido de que
formaba parte de Asia. El 15 de agosto puso proa a La Española;
atrás quedaba lo que luego sería Venezuela, la tierra que él
había descubierto.
Pero el recorrido completo de la costa venezolana por primera vez, y
la confirmación de que se trataba de un nuevo continente, así como
la fijación de la mayoría de los accidentes geográficos,
corresponde a Alonso de Ojeda; este navegante había formado parte
ya del segundo viaje de Colón (1493), en el cual estuvo al mando de
una carabela y por orden del Almirante exploró la isla Guadalupe.
Gracias a la protección del obispo de Palencia, Juan de Fonseca,
quien le mostró los mapas de Colón con la tierra que había
descubierto en Paria, Ojeda obtuvo licencia para ir a descubrir
islas y tierra firme en las Indias y comerciar en ellas y en las
descubiertas, excepto en La Española. La expedición zarpó del
Puerto de Santa María entre el 18 y el 20 de mayo de 1499; en ella
iban el piloto y cartógrafo Juan de la Cosa y Américo Vespucio.
Ojeda, después de costear el litoral de África, llegó a Canarias
y tomó el mismo rumbo que Colón en su tercer viaje, pero yendo
más al suroeste, cerca del ecuador, parece que la nave en la que
viajaba Vespucio llegó a las costas del Brasil; Ojeda, navegando
más hacia el norte, llegó a las bocas del Esequibo, que llamó
río Dulce, y a las del Orinoco; recorrió Trinidad; Boca de
Serpiente y el golfo de Paria, hasta salir por Boca de Drago;
costeó las penínsulas de Paria y Araya, exploró el golfo de
Cariaco y las costas de Maracapana, que llamaban Curiana.
Desembarcó en Margarita, vio la isla de Los Frailes, y llegó hasta
el farallón Centinela y cabo Codera. Sus relaciones con los
indígenas fueron amistosas, pero en Chichiriviche los indios lo
recibieron con hostilidad, impidiéndoles desembarcar, e hirieron a
varios europeos; por esto, llamaron al lugar Puerto Flechado; pasó
por La Vela de Coro y Curazao donde creyeron ver gigantes, y
contorneando la península de Paraguaná, dobló el cabo que llamó
de San Román el 9 de agosto y se adentró en el golfo que llamó de
Venezuela. La vista de una veintena de casas en el fondo de este
golfo, construidas en estacas sobre el agua, fue causa de que dieran
al lugar el nombre de pequeña Venecia, que posteriormente daría el
nombre de Venezuela a todo el país. Vio la entrada al lago de
Maracaibo, al que llamó de San Bartolomé, pero no penetró en él;
saliendo del golfo prosiguió hasta encontrar el Cabo de la Vela, en
la península de la Guajira que llamaron isla de Coquivacoa: había
reconocido todo el litoral de Venezuela. El 30 de agosto partió
para La Española, y el 5 de septiembre se encontraba ya en el
puerto de Yaquino, en Santo Domingo. Desde su salida de España, el
viaje había durado 3 meses y unos días. A Colón le pareció muy
poco tiempo, tanto que consideró que no podía haber descubierto
tierra; sin embargo, si el descubrimiento de Venezuela corresponde a
Colón, cuando tomó posesión de la Tierra de Gracia, el
reconocimiento de toda la costa venezolana, desde Margarita al Cabo
de la Vela, se debe a Ojeda. La expedición, a pesar de que regresó
con perlas, recogidas en Paria, granos de oro y esclavos, dejó
pocos rendimientos económicos, sin embargo, y como recompensa,
Ojeda fue nombrado gobernador de Coquivacoa (junio 1501) y se le
permitió regresar a aquellas tierras, excepto a Paria.
Gracias a haberse asociado a 2 personas con capital, Juan de Vergara
y García de Ocampo, pudo preparar otra expedición. Salieron en
enero de 1502 con 4 navíos, y después de pasar por Canarias y Cabo
Verde, llegaron al golfo de Paria; dejando este lugar vedado,
siguieron costeando, mientras procuraban sacar provecho de la
expedición en el Mar de las Perlas, frente a Margarita. Se trataba
de ranchear o rescatar, verbos que significaban sustraer oro y
perlas a los indígenas por la fuerza o a cambio de baratijas.
Partiendo de Margarita va recorriendo el litoral hasta llegar a
Curiana, que llamó Valfermoso, posiblemente no la Curiana de
oriente sino en Coro. Desde aquí mandó a Vergara a Jamaica en
busca de víveres y él siguió a Curazao, golfo de Maracaibo, y
Bahía Honda hasta el Cabo de la Vela. Intentó fundar una colonia,
la primera en tierra firme, pero al regreso de Vergara, éste y
Ocampo le acusan de inescrupulosidad y lo llevan encadenado a Santo
Domingo (mayo 1502). Ojeda mantuvo en La Española pleito con sus
aprehensores, y al final salió absuelto. En realidad, la
exploración no obtuvo resultados, por fracasar la colonización y
no haberse descubierto nuevas tierras. Todavía efectuaría otro
viaje por tierras colombianas, hasta el golfo de Urabá. Otro
navegante que también avistó en aquellas fechas las costas
venezolanas, fue el florentino Américo Vespucio, célebre por haber
dado su nombre a las tierras descubiertas. En el mismo año de 1499,
Pedro Alonso Niño y Cristóbal Guerra zarparon con una carabela de
50 t poco después que Ojeda y llegaron a Paria 15 días más tarde
que él; recorrieron Margarita, el golfo de Paria y Maracapana, y
siguieron por la costa occidental hasta llegar a Curiana, según
Bartolomé de las Casas en las cercanías de Coro, aunque lo más
probable es que sea la Curiana oriental, la explorada por Ojeda;
recogieron gran cantidad de perlas, y en busca de oro, estuvieron en
Cuchieto, entre Ocumare de la Costa y Puerto Cabello; ya de partida
hacia Santo Domingo descubrieron las salinas de Araya. En febrero de
1500 estaban de regreso en España; esta expedición fue la más
fructífera de todas las que se habían realizado hasta entonces.
Cristóbal Guerra, con su hermano Luis, posiblemente efectuara otro
viaje por estos lugares en 1501. Eran viajes comerciales, no de
exploración, pero contribuyeron a fijar el conocimiento geográfico
y señalar las rutas para las expediciones posteriores. Vicente
Yáñez Pinzón, el compañero de Colón en su primer viaje, partió
de Palos a primeros de diciembre de 1499, navegó al sur del ecuador
y tocó las costas del Brasil; después de descubrir el Amazonas,
remontó al norte e hizo el mismo recorrido que Colón y Ojeda por
Boca de Serpiente, Costas de Paria y Boca de Drago, naufragó una de
las naves y tuvo que refugiarse en tierra; a fines de septiembre de
1500 estaba de regreso en España. En diciembre de 1499, salieron de
Palos 2 navíos al mando de Diego de Lepe e hicieron el mismo
recorrido que Pinzón: Brasil, Marañón, Paria. Su regreso sería a
finales de diciembre de 1500. Pinzón y Lepe clarifican la
situación geográfica al sur de Paria. En lo que a Venezuela se
refiere, el círculo de las exploraciones a sus costas subsiguientes
al viaje de Colón, se cierra con la expedición, con fines
comerciales, de Rodrigo de Bastidas, sevillano, que salió de Cádiz
en octubre de 1500, acompañado por Juan de la Cosa y Vasco Núñez
de Balboa; pasaron por las Antillas Menores y siguiendo la ruta
marcada por Colón en su tercer viaje, recorrieron la costa
venezolana este-oeste; Bastidas exploró, pues, Boca de Serpiente,
Boca de Drago y la costa norte de Paria; continuando hacia el oeste,
reconoció el golfo de Coquivacoa y el Cabo de la Vela, y siguió
por las costas colombianas hasta la bahía del Retrete. Colón
llegaría a estos lugares un año más tarde, en su cuarto viaje,
navegando en sentido inverso
|