Tradiciones
y Costumbres -
Petróleo
crudo (Industria petrolera)
Antes del descubrimiento, los indígenas usaron discretamente el
petróleo crudo que se les ofrecía en las numerosas manifestaciones
superficiales que existen en todo el territorio al norte del río
Orinoco. La palabra mene fue introducida por ellos en el vocabulario
castellano y aún hoy se aplica a los rezumaderos; usaron el petróleo
crudo como impermeabilizador, mortero, iluminante y producto
medicinal; como el calor del sol tropical reblandecía la superficie
de los menes, algunas muy extensas, en esas trampas naturales
cazaron los animales que se atrevieron al peligro. En algunas
regiones, los indígenas extendían mantas sobre las películas
iridiscentes que se formaban en la superficie de arroyos y ríos, y
una vez impregnadas las exprimían para recoger las fracciones
livianas del aceite. Los menes fueron después objeto de la admiración
de los conquistadores; de los indígenas aprendieron a usar la
sustancia para calafatear naos, preparar sus armas e iluminar. Los
bucaneros franceses e ingleses que asolaron el mar Caribe contra la
Corona española, repararon sus buques con el petróleo crudo y el
asfalto natural de los menes que bordean el lago de Maracaibo. La
primera referencia en la literatura universal al petróleo crudo
venezolano es de septiembre de 1535 y apareció en la Historia
natural y general de las Indias, islas y Tierra Firme del Mar Océano
por el primer cronista del Nuevo Mundo capitán Gonzalo Fernández
de Oviedo y Valdés. La información no autenticada de Oviedo se
refirió a la existencia de un manadero en la punta oeste de la isla
de Cubagua, del cual brota «un licor como aceite junto a la mar en
tanta manera que corre por ella encima del agua haciendo señal más
de 2 ó 3 leguas de la isla, y aún da olor de sí este licor»; la
referencia terminaba, con la declaración que «...algunos de los
que lo han visto dicen ser llamado por los naturales Stercus demonis
y que es utilísimo en medicina...» La segunda edición de la obra
de Oviedo y Valdés, de 1547 en Salamanca, repitió exactamente el
texto original. Esto mismo hacen con posterioridad los historiadores
de Indias López de Gómara (1552, Zaragoza), Castellanos (1589,
Madrid), Herrera (1601, Madrid) y Gumilla (1741, Madrid), como también
Ramusio (Raccolta, 1556, Venecia) y Purchas (Peregrinajes, 1625,
Londres). Mención exacta sobre el petróleo en la cuenca de
Maracaibo hizo Oviedo y Valdés en la segunda parte de su Historia
(1540, Sevilla). El 15 de junio de 1579 los alcaldes Gaspar de Párraga
y Rodrigo de Argüelles informaron sobre un rezumadero notable de
petróleo crudo cerca de Nueva Zamora (Maracaibo). El 3 de
septiembre de 1536, la Reina de España había ordenado desde
Valladolid que en todos los navíos que partieran de Cubagua debía
enviársele «del aceite petróleo», para aliviar la gota de su
hijo Carlos V. El primer cargamento comprobado documentalmente zarpó
el 30 de abril de 1539; el 31 de octubre, la barrica salió de la
Casa de Contratación de Sevilla para Madrid, bajo la custodia de un
arriero. Esto sería la primera exportación de petróleo crudo
venezolano. El 17 de diciembre de 1551, por declaración real, se
estableció que, al igual que los españoles, los indígenas podían
descubrir y trabajar minas, pero las Ordenanzas de Valladolid de
Felipe II (1559) anularon esos derechos, incorporando las minas al
patrimonio real. Todo lo concerniente a minería fue refundido por
Felipe II en las Ordenanzas de San Lorenzo del 22 de agosto de 1584;
las Leyes de Indias (1602) autorizaron a los gobernadores a
aplicarlas en todas las colonias. El 18 de mayo de 1680, Carlos II
en la Recopilación de Indias incluyó referencias a todas las
disposiciones anteriores y las mandó aplicar en América. El 28 de
mayo de 1783, Carlos III dictó en Aranjuez las Ordenanzas de minería
para la Nueva España, cuya disposición 22 del título sexto
especificó «Jugos de la tierra». Estas ordenanzas se aplicaron a
la Intendencia de Venezuela el 27 de abril de 1784 por real resolución
y real cédula.
En los primeros años del siglo XIX, 4 naturalistas europeos
visitaron Venezuela, y en sus relaciones de viaje se refirieron de
diferentes maneras al petróleo venezolano. Alejandro de Humboldt
(quien había llegado el 16 de julio de 1799 con Aimé Bonpland a
Cumaná) relacionó las ocurrencias de hidrocarburos con las causas
que producen terremotos y erupciones de lava en la parte
septentrional de la América del Sur; Humboldt describió las
maneras utilizadas por los nativos que viven cerca de los
rezumaderos para aprovechar la brea y el asfalto, y preparó la
primera lista de depósitos naturales de asfalto y fuentes termales
en la zona costera que se extiende desde Trinidad hasta Maracaibo.
François Depons (1806) mencionó unos rezumaderos de petróleo al
noreste del lago de Maracaibo, cercanos a una localidad que erróneamente
llamó Mena y llegó a la curiosa conclusión de que los vapores que
allí se emiten son la causa del relámpago del Catatumbo (que llamó
«linterna de Maracaibo»). Otro francés, J.J. Dauxion Lavaysse, se
refirió brevemente (1813) a rezumaderos de petróleo que observó
cerca de Cumaná y Barcelona en sus recorridos por Venezuela (c.
1805 y 1807-1808). En 1825, muestras de petróleo liviano de un
rezumadero ubicado entre Escuque y Betijoque fueron enviadas al
Reino Unido, Francia y Estados Unidos; el producto se llamó «colombio»
y se vendió comercialmente en la región por algunos años. El 24
de octubre de 1829, el Libertador dictó en Quito el Reglamento
sobre Minas reiterando la propiedad nacional sobre «las minas de
cualquier clase», de acuerdo con las condiciones expresadas en las
leyes y en las Ordenanzas de 1783. El Congreso de la República
ratificó el decreto de Bolívar el 29 de abril de 1830 y aceptó su
aplicabilidad a la nueva República. El 3 de octubre de 1839, José
María Vargas informó por carta al secretario de Estado del
Despacho de Hacienda y Relaciones Exteriores sobre los análisis que
hizo a una muestra de petróleo que le enviaron del sitio de
Pedernales, cantón del Bajo Orinoco; Vargas se refirió en general
a la existencia de hidrocarburos en territorio venezolano y al hecho
que ya tenía «...una botella de este petróleo sacado en la
provincia de Trujillo...»; con extraordinaria visión, propuso que
«...convendría mucho excitar al señor Gobernador de Guayana...»
a que continuara las investigaciones para determinar la extensión,
forma y profundidad del depósito, «atreviéndose a opinar» que el
Estado podría «arrendar» la explotación de la mina. Los
naturalistas alemanes dominaron el impulso al conocimiento del petróleo
venezolano, con sus minuciosas y exactas descripciones geográficas
y geológicas, durante la segunda mitad del siglo XIX. Hermann
Karsten publicó (1850) el primer sumario de la geología de
Venezuela central y oriental, en el Boletín de la Sociedad Geológica
Alemana; al año siguiente, informó sobre un rezumadero de petróleo
ubicado entre Escuque y Betijoque y desde Barranquilla (1852) sobre
los abundantes rezumaderos de petróleo en muchos sitios por todo el
derredor del lago de Maracaibo. Durante el mismo año, L. von Buch
publicó en la Revista de la Sociedad Geológica de Berlín el
primer fósil venezolano que apareció en efigie en la literatura
universal, el Ammonites tocuyensis. En su informe ante la Sociedad
Geológica de Londres el 24 de octubre de 1860, G.P. Wall se refirió
a depósitos de brea muy extendidos en la provincia de Maturín «...y
en cantidades aún mayores cerca del Golfo de Maracaybo, así como a
los volcanes de barro cercanos a Maturín...»; en el mapa que
acompañó el informe, vigente hoy en día, Wall mostró las
ubicaciones correspondientes. Contribuyeron decididamente al
conocimiento de la riqueza en petróleo crudo del subsuelo
venezolano Arístides Rojas en La Opinión Nacional (1869) y en un
libro sobre la geografía de Venezuela (1870), e informes en el
Boletín del Ministerio de Fomento (1873), los trabajos de Adolfo
Ernst, Miguel Tejera en su libro Venezuela pintoresca e ilustrada
(1875, París), el ingeniero y general Wenceslao Briceño-Méndez
Camejo, Wilhelm Sievers en lúcidos informes, Ch. Bullman, E.
Fortin, H. Eggers y C. Richardson.
Entre tanto, se dieron las primeras concesiones de asfalto y el 24
de agosto de 1865 la primera de petróleo crudo. Jorge Sutherland,
«general en jefe de los Ejércitos de la Unión y presidente
constitucional del estado soberano del Zulia», celebró contrato
con el ciudadano norteamericano Camilo Ferrand por el cual concedió
«...el derecho y privilegio exclusivo en el estado Zulia de
taladrar, sacar y exportar petróleo o nafta, o bajo cualquier otra
denominación que se conozca el aceite que exista en la tierra por
el término de 10 años en razón de ser esta una industria
desconocida en el país, pudiendo aumentar este lapso, si así
conviniere a los intereses de ambas partes...»; Ferrand perdió el
privilegio antes de un año por no haber podido cumplir con sus
compromisos de trabajo. El 2 de febrero de 1866, la Asamblea
Legislativa del estado de Nueva Andalucía (hoy Sucre y Monagas)
otorgó una concesión a Manuel Olavarría para explotar petróleo
en todo el estado por 20 años y el 19 de diciembre de 1866, la
Asamblea Constitucional del estado Trujillo otorgó a Pascual
Casanova una concesión petrolera por 20 años, para la explotación
de «las minas» del cantón de Escuque, mediante el canon de
arrendamiento de 20 pesos anuales. El 3 de septiembre de 1878,
Manuel Antonio Pulido obtuvo del gobierno del Gran Estado de los
Andes los derechos exclusivos para explotar «un globo de terreno
mineralógico» de 100 ha, a 15 km al suroeste de San Cristóbal; la
concesión se denominó Cien Minas de Asfalto; el 12 de octubre,
Pulido y J.A. Baldó, Ramón M. Maldonado, Carlos González Bona,
José G. Villafañe hijo y Pedro Rafael Rincones, registraron el
contrato de sociedad que estableció la primera compañía
petrolera, Petrolia. Antes de un año, Rincones viajó a Pensilvania
para estudiar la industria petrolera y comprar equipo; el taladro de
perforación a percusión llegó a La Alquitrana, el campo explotado
por Petrolia, después de meses de trabajoso traslado; durante abril
de 1883, Petrolia completó Eureka, su primer pozo productor. En
total, Petrolia completó 14 pozos, de los cuales por lo menos la
mitad resultaron productores; al propio tiempo, construyó en La
Alquitrana una primitiva unidad de destilación de unos 2.000 litros
diarios de capacidad. Petrolia fue la primera compañía que explotó
el petróleo venezolano; hoy la llamaríamos una empresa integrada:
exploró, perforó, refinó y vendió sus productos en el mercado
local, incluso «exportó» kerosene y otros derivados a Cúcuta y
regiones vecinas. Petrolia entrenó su personal, enviándolos al
exterior (en Estado Unidos, la industria petrolera apenas llegaba al
cuarto de siglo). Fue una empresa netamente nacional y, dentro de la
tecnología de la época, exitosa en sus operaciones. Después de la
constitución de Petrolia, el ritmo del otorgamiento de concesiones
se fue incrementando paulatinamente. En 1884, Sixto González recibió
títulos para explotar petróleo y otros minerales en Guárico;
Manuel Cadenas Delgado para petróleo y ozoquerita en Betijoque y
Escuque; Manuel Hernández López para los asfaltos y petróleos que
existan en la península de Paraguaná; José Andrade para petróleo
y asfalto en Zulia, y Cristóforo Dacovich para explotar y refinar
petróleo en Falcón y los Andes. El 20 de enero de 1888, el
ministro de Fomento contrató con Aníbal Domínici el derecho
exclusivo de explotar y refinar petróleo en el territorio nacional.
Graham Co. de Trinidad (1890) completó varios pozos poco profundos
en La Brea, cerca de Pedernales, que produjeron petróleo pesado; se
construyó una pequeña refinería, pero antes del nuevo siglo se
abandonó el proyecto. Las actividades, como es natural, se
concentraron primero en el desarrollo y comercialización de los
grandes depósitos de asfalto. La compañía inglesa Val de Travers
comenzó a explotar en 1900 los yacimientos del área de Pedernales
y la New York and Bermudez el lago de Guanoco en 1901.
El presidente Cipriano Castro promulgó, el 14 de agosto de 1905, el
Régimen de la Ley de Minas, instrumento jurídico de trascendencia,
pues constituirá la base legal de las primeras concesiones
realmente importantes para la evolución de la industria petrolera;
no obstante, la Ley de Minas de 1905 solamente se refirió a «las
minas de asfalto, nafta, petróleo, betún, ozoquerita o cera
mineral» en 3 artículos de la sección XIV; se estableció en
ellos un impuesto anual de Bs. 2 por ha de superficie de la concesión,
más una regalía de Bs. 4 por tonelada exportada; la duración de
los derechos fue por un lapso de 50 años y la explotación debía
comenzar dentro de los 4 años siguientes al otorgamiento del título;
el reglamento de la ley se dictó el 23 de febrero de 1906. En 1907
comenzó el ciclo de otorgamiento de concesiones que con el correr
de los años, y por causa de los ricos yacimientos petrolíferos que
contenían, se harían notables dentro del recuento histórico de la
industria. El 31 de enero, Andrés Jorge Vigas recibió una concesión
en el área de Río de Oro, posteriormente traspasada a la Colon
Development (Shell); el 28 de febrero, Antonio Aranguren recibió
1.000.000 ha para explotar asfalto en los distritos Bolívar y
Maracaibo del estado Zulia, extendida a yacimientos petrolíferos el
18 de junio de 1912; el 18 de marzo, a Francisco Jiménez Arráiz se
le otorgó una concesión de 500.000 ha en los distritos Acosta y
Zamora del estado Falcón y Silva del estado Lara, modificada el 3
de julio para incluir la exploración de petróleo; y el 22 de
julio, el general Bernabé Planas recibió 1.000.000 ha para
explotar petróleo, asfalto y otras sustancias en el distrito
Buchivacoa del estado Falcón. El 10 de diciembre de 1910, se otorgó
una concesión a John Allen Tregelles y N.G. Burch, que contenía
una provisión según la cual, por primera vez, se promovió la
refinación en el país del petróleo producido, así como una
estipulación que permitía la expropiación de las áreas
necesarias para los trabajos de explotación. A pesar de que en
julio de 1911 la Venezuela Oil Fields Exploration completó un pozo
de 100 m de profundidad en Manicuare, cerca de Cumaná, la concesión
Tregelles revertió a la Nación al final de los 2 años del período
exploratorio, el 10 de diciembre de 1911, pero el 2 de enero de
1912, Rafael Max Valladares recibió prácticamente los mismos
27.000.000 ha; al día siguiente, Valladares pidió permiso al
ministro de Fomento para traspasar su concesión y, el 4 de enero,
ya estaba transferida a la Caribbean Petroleum (Shell). En
septiembre de 1911, el geólogo Ralph Arnold comenzó, junto con sus
asociados, lo que ellos mismos con justeza han llamado «la primera
gran cacería» por el petróleo venezolano; durante un año de
intenso trabajo, recorriendo gran parte del país en condiciones
realmente difíciles, los investigadores completaron la primera visión
de conjunto armónica de la geología de Venezuela; para el 27 de
noviembre de 1912, la Caribbean recibió en sus oficinas el informe
preliminar, donde se recomendó la selección de 87 lotes de 500 ha
en lo que es hoy zona petrolera de Monagas, Anzoátegui, Falcón y
Zulia, así como otros en Sucre, Nueva Esparta y Trujillo; en
particular, Arnold propuso la perforación inmediata del pozo
Zumaque, cerca de Mene Grande. A la expiración del período
exploratorio de la concesión de la Caribbean, por recomendaciones
de Arnold, la compañía pidió 1.028 lotes de explotación con una
superficie total de 512.000 ha, principalmente alrededor de los
prominentes rezumaderos de petróleo. El 15 de agosto de 1913 la New
York and Bermudez descubrió el campo Guanoco, con la exitosa
completación del pozo Bababui. El 15 de abril de 1914, la
Caribbean, con el segundo descubrimiento, hizo avanzar con firmeza a
Venezuela al panorama de la industria internacional del petróleo;
Zumaque 1, ahora MG-1, descubrió el campo gigantesco de Mene
Grande, 120 km al sureste de Maracaibo. Entre 1914 y 1916, se
descubrieron pequeñas acumulaciones en Totumo, Río de Oro y Tarra.
En enero de 1917 entraron en operación 2 líneas paralelas de 15 km
de longitud y 20 cm de diámetro del campo de Mene Grande al
terminal de San Lorenzo, sobre la ribera oriental del lago de
Maracaibo; las primeras operaciones de la refinería, una de las más
modernas de su época, se realizaron el 17 de agosto; la primera
exportación de petróleo desde el terminal de San Lorenzo fue en
septiembre. El 13 de diciembre de 1917, sin poder darse cuenta que
se estaba descubriendo uno de los depósitos de petróleo crudo más
grandes del mundo, la Venezuelan Oil Concessions (Shell) completó
exitosamente el pozo exploratorio Santa Bárbara 1, ahora R-2. El 27
de junio de 1918 se promulgó la duodécima y última Ley de Minas
aplicable a la industria petrolera; se declaró que el otorgamiento
de una nueva concesión no confiere la propiedad de los depósitos
que se descubrieran, sino solamente el derecho a explotar las
sustancias; 4 artículos trataron con exclusividad del petróleo,
incorporando las ideas del ministro Gumersindo Torres; por primera
vez se hizo referencia a medidas de conservación de los yacimientos
descubiertos. El año cerró con algo extraordinario: el petróleo
apareció en las estadísticas de exportación de Venezuela con
21.194 tm, avaluadas en Bs. 900.000.
Para 1919 y particularmente durante 1920, la rivalidad entre los
intereses petroleros británicos y los norteamericanos se agudizó,
culminando cuando se logró con el acuerdo de San Remo (abril 1920)
la división entre Gran Bretaña y Francia de los territorios árabes
de Levante; Estados Unidos había quedado excluido de las
conversaciones. Las compañías norteamericanas que buscaban
derechos petrolíferos en Venezuela recibieron todo el apoyo de la
administración del presidente Woodrow Wilson. Los precios del petróleo
crudo, en 1920, triplicaron los de 1913. La Legación de Estados
Unidos en Caracas ofreció toda la ayuda posible a los petroleros
norteamericanos. En medio de la intensa competencia entre tan
poderosos intereses financieros, el ministro Torres logró que el
Congreso Nacional aprobase, el 19 de junio de 1920, la primera ley
sobre hidrocarburos, que aumentó las rentas superficiales, permitió
a los propietarios particulares obtener concesiones en sus tierras,
disminuyó el tamaño de las concesiones, incrementó el área de
reservas nacionales, redujo grandemente la lista de artículos de
libre importación y consagró el principio de reversión de las
instalaciones industriales al Estado, al final del término de la
duración de la concesión. Para el 31 de diciembre de 1920, desde
1878, se contaron en Venezuela, propiamente documentados, 1.312
contratos de concesión para explotación y desarrollo de campos
petroleros, 835 de los cuales referidos al estado Zulia. Con todo
ello, apenas 7 campos petroleros (8 contando La Alquitrana) habían
sido descubiertos, 6 en la cuenca de Maracaibo, y Guanoco en la de
Maturín. Es decir, las actividades petroleras propiamente dichas
marchaban adelante sin espectacularidad, a la medida que el subsuelo
respondía cada vez con más promesas; las compañías esperaban un
instrumento legal más propicio para un desarrollo más acelerado de
la industria. El 2 de junio de 1921, el Congreso Nacional promulgó
una nueva Ley de Hidrocarburos, que revertió los términos de la de
1920. La actividad petrolera se intensificó significativamente,
comenzando las maniobras de las concesionarias ante Juan Vicente Gómez
para ganar o consolidar posiciones. La Ley de Hidrocarburos del 9 de
junio de 1922 liberalizó aún más el régimen concesionario. El 14
de diciembre de 1922 el pozo Los Barrosos núm. 2, cerca de Cabimas
en la costa oriental del lago de Maracaibo, reventó violentamente
desde una profundidad de 500 m, fluyendo sin control a razón de
16.000 m3 diarios. Cuando se desmoronaron las paredes y se sellaron
las arenas petrolíferas el 23 de diciembre, el mundo había
recibido el impacto de la revelación de una riqueza extraordinaria.
Inevitablemente, con la entrada apresurada de muchos nuevos grupos
internacionales interesados, se suscitó una etapa de desenfreno
para adquirir tierras, títulos y posición, de la manera más
expedita. El 22 de junio de 1923, se estableció en Caracas una
Compañía Venezolana del Petróleo para la disposición de las
reservas nacionales. Por contraste, el 25 de julio comenzó la
perforación del primer pozo dentro del propio lago de Maracaibo, un
kilómetro al este de Los Barrosos 2, a 2 m de la ribera y en aguas
de un metro de profundidad. La apatía aparente para la compra de
concesiones por traspaso logró superarse cuando el propio Gómez
alentó los intereses de un grupo financiero alemán, dirigido por
Hugo Stinnes, en el intento de compra de una cuarta parte de la
Compañía del Petróleo; la iniciativa de las 5 filiales operadoras
de la Standard Oil (Nueva Jersey) provocó la sucesiva entrada de
los más variados grupos norteamericanos, con lo que se quebró el
predominio monopólico de las empresas inglesas; durante junio de
1924, se exportó el primer cargamento de petróleo crudo de una
compañía de Estados Unidos. Durante 1925, se experimentó en las
sabanas del oriente del país un método novísimo de levantamiento
gravimétrico por medio de la balanza de torsión; comenzaron a
publicarse informes sobre la geología petrolera del norte de
Venezuela, la correlación de las formaciones del subsuelo y el
desarrollo de los campos, culminando con el libro de Ralph Liddle en
1928. El 3 de junio de ese año, nadie pareció oír la primera
queja de los habitantes de La Cañada, al sur de Maracaibo, por la
contaminación con petróleo de las aguas del lago. El área de
Ambrosio del campo costanero de Bolívar, al norte de La Rosa, se
abrió con la terminación del pozo Rodríguez núm. 2, mientras los
reventones e incendios seguían en La Rosa o el Mene de Mauroa. En
julio, a pesar de no contar con sindicatos ni organización formal,
un margariteño fogonero de la Venezuelan Oil Concessions dirigió
una huelga tan singular que Gómez se vio obligado a enviar tropas
para restablecer la paz, lograr la unión y hacer volver al trabajo.
Después de 15 años de esfuerzo exploratorio en la cuenca de Maturín
y la pobre recompensa de un campo que producía un crudo tan pesado
que parecía mejor minar sustancia similar del lago de Guanoco, el 1
de junio de 1928 el pozo exploratorio Moneb núm. 1 descubrió una
inmensa acumulación en el piedemonte de la cordillera oriental,
cerca de Quiriquire. El centro de gravedad de la industria no se
movió por supuesto de la región circundante al lago de Maracaibo,
pero el hallazgo definitivamente imponía nuevas perspectivas para
el futuro. En el lapso de pocos meses, se promulgó una ley de
vigilancia para impedir la contaminación de las aguas por el petróleo,
se sancionó una reforma menor a la Ley de Hidrocarburos, se promulgó
la primera Ley del Trabajo y se comenzó a montar los pozos del lago
sobre fundaciones de madera y concreto en profundidades de hasta 15
m. El 5 de marzo de 1929, se corrió en un pozo del área de La Rosa
del campo costanero de Bolívar, el primer perfil eléctrico hecho
en el país. El 16 de septiembre de 1929, Gumersindo Torres volvió
a encargarse del Ministerio de Fomento. A pesar de los obstáculos
de la propia Ley de Hidrocarburos, se impuso lentamente un régimen
de control y supervisión de las operaciones petroleras, desde la
exploración hasta la exportación. No obstante la incidencia
desfavorable de los acontecimientos del mercado mundial, durante el
año 1930 se logró dar un vuelco definitivo a la situación, con
medidas tan disímiles como la determinación de las ventajas
especiales para la Nación en materia de impuestos, el espaciamiento
entre los pozos o la atención médica en los hospitales de las
compañías. El 16 de julio el ministro Torres creó el Servicio Técnico
de Hidrocarburos, el 7 de agosto se promulgó el Reglamento de la
Ley de Hidrocarburos y el 24 de noviembre se decidió el envío de
los primeros ingenieros venezolanos que estudiarían en el exterior
la teoría y la práctica de las operaciones petroleras. En 1931, se
descubrió el campo de Cumarebo y se perforó el primer pozo en la
cuenca de Barinas. El 1 de junio de 1932, la producción acumulada
de petróleo crudo sobrepasó los 100.000.000 de m3. Durante el año
1933, se registró el comienzo de operaciones petroleras más allá
de la producción simple, mediante operaciones de inyección de gas
natural a los yacimientos, para el mantenimiento de las presiones,
mientras que se hizo notoria la influencia local de cualquier medida
gubernamental del tipo de restricciones voluntarias de las
importaciones en el principal mercado, Estados Unidos. El 7 de enero
de 1936, se completó La Canoa núm. 1, primer pozo perforado a través
de una faja extensa de acumulaciones de petróleo crudo extrapesado
y bitumen natural al norte del río Orinoco.
La industria petrolera se desarrolló firmemente durante los años
que siguieron a la muerte del general Gómez, destacándose la
actuación de Néstor Luis Pérez en el Ministerio de Fomento. En
diciembre de 1936 estalló una huelga de obreros petroleros, que se
terminó por decreto del presidente Eleazar López Contreras del 22
de enero de 1937. El 15 de febrero se abrió en Caracas el I
Congreso Geológico Venezolano. El 15 de septiembre de 1936, el pozo
TT-1 descubrió el grupo campos de Temblador; el 7 de noviembre de
1936, Santa Ana 1 descubrió el grupo campos de Anaco y el 14 de
abril de 1937, Merey 1 descubrió el grupo de campos de Oficina; el
13 de octubre de 1938, se logró el hallazgo del primer campo en el
grupo de Jusepín. En 1936, nació la población de El Tigre (Edo.
Anzoátegui) y el 9 de julio de 1939, la de Ciudad Ojeda (Edo.
Zulia). El 27 de agosto de 1938 el presidente Eleazar López
Contreras inauguró el Instituto de Geología. Durante 1939, la
palinología (polen y esporas) se usó por primera vez en la
exploración petrolera, se descubrió prolífica producción en los
sedimentos más profundos del Eoceno en el campo costanero de Bolívar
(7.10.1939) y se comenzó el estudio para la instalación de una
refinería nacional cerca de Barcelona. La Segunda Guerra Mundial
causó problemas en las operaciones y una disminución de la
producción; de todas maneras, el presidente Isaías Medina Angarita
promovió la promulgación el 13 de marzo de 1943 de una ley de
hidrocarburos moderna y adecuada, que al final resultó en un
acuerdo mutuamente beneficioso: el Gobierno recibió una participación
fiscal notablemente incrementada a cambio de asegurar 40 años
adicionales de duración a las concesiones y de otorgar extensas áreas
nuevas; Medina estableció la Administración General del Impuesto
sobre la Renta (16.3.1943). El 3 de mayo de 1944, con la terminación
del exploratorio de yacimientos más profundos P-62, se descubrió
en el campo La Paz la potencialidad productiva de las rocas del cretáceo;
en octubre comenzó a funcionar la Escuela de Ingeniería de Petróleos
de la Universidad Central de Venezuela; al cerrarse el ciclo
concesionario, se incrementó en 6.500.000 ha la superficie
entregada. El 31 de diciembre de 1945, la Junta Revolucionaria de
Gobierno decretó un impuesto extraordinario sobre los beneficios de
las compañías petroleras. El petróleo dejó de ser actividad de
campo y operación prohibida. El 14 de junio de 1946 se firmó el
primer contrato colectivo entre los sindicatos y las compañías
concesionarias. El 26 de junio de 1947 el ministro Juan Pablo Pérez
Alfonso ofreció directamente el petróleo crudo de las regalías en
el mercado internacional. De abril de 1947 a noviembre de 1948, el
Ejecutivo firmó los convenios para construir refinerías en Amuay,
Cardón, Bajo Grande, Puerto La Cruz y El Chaure. San Silvestre núm.
2 descubrió el primer campo de la cuenca de Barinas (1.2.1948),
mientras que Curazaíto 2 pasó por primera vez los 5.000 m de
profundidad (julio 1948). El 12 de noviembre de 1948 el presidente Rómulo
Gallegos puso el ejecútese a la nueva ley de impuesto sobre la
renta con la cual se introdujo el principio llamado del 50-50,
(fifty-fifty) que en poco tiempo alcanzaría la adopción universal;
a los 12 días, un golpe de Estado militar derrocó a Gallegos. Las
refinerías contratadas comenzaron a entrar en operación (Cardón,
1.2.1949); la actividad exploratoria se incrementó gradualmente,
mientras que la junta gobernante intentó terminar con las
influencias políticas dentro de los sindicatos de trabajadores
petroleros; por primera vez se planteó en el país la
inconveniencia del desarrollo del Medio Oriente en detrimento de la
industria local (junio 1949); el resultado positivo fue el envío de
una misión de alto nivel al Levante (septiembre de 1949).
Durante el período 1951-1958 se descubrieron casi 150 campos
nuevos, 23 el año 1953, por lo que se le ha llamado la etapa de oro
de la exploración. El 24 de julio de 1952, la Creole publicó la
primera cotización pública de los crudos venezolanos; durante
1954, en la Shell se acuñó el vocablo «venezolanización»; se
estableció, el 14 de febrero de 1955, la Sociedad Venezolana de Geólogos;
y el 29 de junio de 1956, se creó el Instituto Venezolano de la
Petroquímica. El 16 de junio de 1956, el gobierno del general
Marcos Pérez Jiménez abrió el último ciclo de otorgamiento de
concesiones, por más de 800.000 ha; el primer descubrimiento
gigantesco con el pozo Lama 1, se logró aún antes de la fecha de
cierre de la operación (14.10.1957); por lo menos la cuarta parte
de todos los recursos de petróleo crudo de la cuenca de Maracaibo
se entregó a los nuevos concesionarios; durante el año 1957 se
descubrió más petróleo y se completaron más pozos (1.739) que en
ningún otro. En julio se graduó la primera promoción de la
Escuela de Ingeniería de la Universidad del Zulia. La Creole
completó el pozo Salto 11 como un pequeño productor a tiempo que
triunfaba el movimiento popular del 23 de enero de 1958. Por decreto
del presidente provisional Edgar Sanabria, el 19 de diciembre se
incrementó al 66% la participación del Estado en las utilidades de
la industria.
El presidente Rómulo Betancourt y su ministro de Minas e
Hidrocarburos Juan Pablo Pérez Alfonzo retomaron en febrero de 1959
la implementación de la política petrolera delineada durante el
mandato de la Junta Revolucionaria de 1945. El principio de «no más
concesiones» quedó restaurado; el 8 de abril se estableció la
Comisión Coordinadora para la Conservación y el Comercio de los
Hidrocarburos; el 20 de abril, en El Cairo, culminaron las consultas
secretas con delegados de países árabes y del Irán; el 13 de
mayo, se le explicó al Gobierno de Estados Unidos la posición
venezolana ante el trato discriminatorio del programa obligatorio de
importaciones; en octubre, Antonio Martín Araujo asumió en Egipto
la primera embajada petrolera; cuando terminó el año 1959, la
producción acumulada de petróleo sobrepasó los 2.000.000.000 m3.
A los 3 meses y medio del año 1960, el 19 de abril, para que
coincidiera con una festividad patria, el decreto presidencial 266
estableció la Corporación Venezolana del Petróleo; 3 meses y
medio antes del final del año, con los otros 4 países exportadores
mayores del mundo, Venezuela fue artífice de la conferencia
internacional que creó la Organización de Países Exportadores de
Petróleo (OPEP) para la unificación de las políticas petroleras
de los países miembros; en la II Conferencia de la OPEP en Caracas,
el 21 de enero de 1961, se aprobaron los estatutos y se fijó la política
respecto a los precios del petróleo en el mercado internacional. El
29 de junio de 1961 terminó en Maracay la primera reunión entre
las empresas estatales de América Latina y el 3 de julio la CVP
completó exitosamente su primer pozo. La Escuela de Ingeniería de
Petróleo de la Universidad de Oriente se abrió en Jusepín en
octubre de 1961. Con particular cuidado se examinó el régimen
fiscal en vigencia. Por decreto del 3 de noviembre de 1964, la CVP
recibió la asignación de la tercera parte del mercado doméstico
de productos derivados. La compañía de servicios petroleros Mito
Juan se constituyó mediante suscripción pública el 26 de
noviembre de 1965; el 1 de abril de 1966, el ingeniero Luis Alcalá
Sucre asumió la presidencia de la Mene Grande, primer venezolano en
ocupar esa posición en una concesionaria; el 4 de octubre de 1966,
la Oficina Técnica de Hidrocarburos definió y fijó las normas
para estimar las reservas probadas de petróleo crudo. Los precios
de referencia para cálculo del impuesto sobre la renta pagadero por
las petroleras se acordaron el 6 de octubre de 1966, así como
nuevas ratas impositivas y la transacción de los reclamos
pendientes. Para fortalecer la posición de Venezuela en sus
mercados principales, el 28 de julio de 1967 se sancionó la ley
sobre convenios especiales relacionados con la desulfuración de
hidrocarburos. La primera planta, en Cardón (Edo. Falcón), entró
en operación el 15 de diciembre de 1969. La CVP pasó a ser la
mayor distribuidora de productos en el mercado interno el 29 de
noviembre de 1968. Durante 1969, se defendió la posición nacional
ante el Comité de Trabajo del Gabinete sobre Control de
Importaciones de Petróleo, de Estados Unidos. El 17 de diciembre de
1970, el Congreso promulgó una ley que autorizó al Ejecutivo la
fijación unilateral de los valores de exportación del petróleo,
lo cual se hará por primera vez el 8 de marzo de 1971. Al cabo de
varios años de estudios y debates, la CVP firmó el 29 de julio de
1971 contratos de servicio por riesgo exploratorio, para adelantar
esquemas sustitutivos de las concesiones; sin embargo, al terminar
la prospección el año 1974, sólo se había descubierto un campo
no comercial de condensado. El 12 de septiembre de 1972, la CVP con
el pozo exploratorio 23 Miranda 2X logró el primer descubrimiento
en la plataforma continental del Caribe (cuenca de la Ensenada de La
Vela).
Durante 1973, como resultado de acciones definidas de la OPEP, los
precios del petróleo crudo se triplicaron. La Organización
Latinoamericana de Energía (OLADE), propuesta por Venezuela, se
constituyó formalmente en Lima, el 2 de noviembre de 1973. El interés
mundial por la explotación inmediata de los depósitos de petróleo
crudo de peso específico pesado y extrapesado y de bitumen natural
en la región sur de la cuenca de Maturín, designada «faja petrolífera»
y por otra parte, la inminencia de finalizar en pocos años el término
de la duración de las concesiones, provocó recelos, debates y análisis,
de forma incesante; a medida que se acercaba el año 1983, el
sentimiento de una nacionalización inmediata se generalizó e hizo
urgente, mientras la oposición al proceso por parte de las
concesionarias se hizo más cerrada y militante; así se conformó
una unidad de criterio en cuanto a la conveniencia y necesidad de
declarar «la faja» proyecto nacional de investigación y de
proceder a «nacionalizar» la industria petrolera, tomando el
Estado, de las concesionarias, la dirección y el control de las
operaciones. El Congreso Nacional había aprobado el 30 de julio de
1971 la Ley de Bienes Afectos a Reversión en las Concesiones de
Hidrocarburos y el 26 de agosto, la ley que, por intermedio de la
CVP, reservó al Estado la industria de gas natural. De particular
importancia al desarrollo de los acontecimientos fue el decreto
presidencial 382 del 17 de diciembre de 1971, que estableció la
obligatoriedad a las concesionarias de presentar al Ejecutivo sus
programas anuales de inversión. El 20 de diciembre de 1972 el
Congreso sancionó la ley que estableció un fondo destinado a la
investigación en materia de hidrocarburos y formación de personal
técnico para la industria de dichas sustancias. Durante 1973 se
constituyó el Instituto de Investigaciones Petroleras de la
Universidad del Zulia y el 7 de febrero de 1974, se instaló el
Consejo de Administración del Instituto de Investigaciones
Petroleras y Petroquímicas. El 2 de enero de 1974, el Ministerio de
Minas e Hidrocarburos dispuso que la Creole restituyera a la Nación,
sin pago de indemnización, las áreas productoras Mulata y Jusepín.
La reserva al Estado de la industria y el comercio de los
hidrocarburos, mediante la cancelación de los derechos
concesionarios otorgados, como adelanto a la reversión convenida en
1943, se consideró inevitable, de manera tal que se preservase la
continuidad operativa y no se causaran trastornos al desarrollo de
las actividades petroleras ni a la vulnerable economía del país.
Ante el claro consenso político, el 22 de marzo de 1974 quedó
nombrada la comisión para estudiar y analizar las alternativas de
la reversión adelantada; conforme lo previsto, el grupo concluyó
sus tareas el 23 de diciembre, entregando al presidente Carlos Andrés
Pérez el informe correspondiente, en el cual se propuso la
formulación de una política energética integral, la organización
de la administración petrolera para la industria nacional basándose
en una casa matriz y filiales operadoras, y el anteproyecto de una
ley orgánica para reservar al Estado la industria y el comercio de
los hidrocarburos. Durante el primer semestre del año 1975 se
procedió a la discusión de este proyecto, con ciertas
modificaciones propuestas por el Ejecutivo; la ley orgánica recibió
el ejecútese presidencial el 29 de agosto; el día siguiente, se
constituyó Petróleos de Venezuela, empresa encargada de la
planificación, coordinación y supervisión de la industria
petrolera nacional; el 29 de octubre las concesionarias aceptaron
las ofertas de indemnización y el 31 de diciembre quedaron
canceladas todas las concesiones y quedó constituido un fondo de
garantía al Estado, al tiempo que el Ministerio del ramo determinó
las áreas geográficas de operación de cada empresa subsidiaria de
Petróleos.
En el sitio del Zumaque núm. 1, pozo descubridor del campo Mene
Grande en 1914, el presidente Pérez proclamó la reserva de la
industria petrolera al Estado el 1 de enero de 1976; Petróleos
asumió efectivamente las funciones propias de ella, al adquirir por
su valor nominal la totalidad de las empresas estatales que una a
una sustituyeron a las concesionarias. El 2 de enero, conforme a lo
convenido, Petróleos firmó con la compañía trasnacional matriz
de cada antigua concesionaria convenios de asistencia técnica y de
compra-venta de petróleo crudo y productos. En septiembre de 1976,
el directorio de Petróleos aprobó la coordinación administrativa
entre sus 14 subsidiarias, que se reducirían primero a 5, luego a 4
y finalmente a 3 operadoras (LAGOVEN, MARAVEN y CORPOVEN). En mayo
de 1977, se denunció la incoveniencia de los acuerdos secretos de
apoyo tecnológico; en junio, el mercado nacional pasó a ser
controlado por las subsidiarias de Petróleos; en octubre, se le
confiaron todos los programas de «la faja» y en noviembre, la
Petroquímica pasó a ser otra filial de Petróleos. La caída de
los precios del petróleo y las dificultades de mercadeo, más la
imposibilidad de cumplir los compromisos de la deuda externa,
colocaron el país en situación económica crítica. El 12 de
octubre de 1978, LAGOVEN comenzó la perforación del primer pozo
exploratorio en la plataforma submarina atlántica; CORPOVEN reanudó
la búsqueda en la ensenada de La Vela al mes siguiente y MARAVEN
completó, en diciembre, el levantamiento por la técnica del radar
lateral del territorio al norte del paralelo 6º N, e inició un
programa de 3 pozos «estériles» en el golfo Triste. En mayo de
1979, LAGOVEN descubrió una acumulación gigantesca de gas natural
con el pozo Patao núm. 1 en la cuenca de Margarita del continente
venezolano sumergido de la plataforma; en septiembre, MARAVEN logró
el primer hallazgo de petróleo crudo y gas natural en la cuenca de
Cariaco, 30 km al este de la isla Tortuga. Al vencimiento de los
convenios de asistencia tecnológica el 31 de diciembre de 1979,
Petróleos y sus filiales lograron, para los que se renovaron, términos
más razonables y adecuados. Los patrones de rendimiento de las
refinerías de El Palito y Amuay se cambiaron para permitir el
procesamiento de mayor proporción de petróleos crudos pesados,
disminuir el volumen de los productos residuales y obtener más
gasolinas y destilados livianos. Al término del primer programa
exploratorio de la plataforma de la cuenca de Margarita, se determinó
la existencia de una provincia gasífera principal; otros
descubrimientos de interés se lograron en la subcuenca de Colón al
sureste de la isla de Trinidad y en la cuenca de Cariaco. La
investigación de «la faja» se cerró con el año 1983, comprobándose
la existencia de un inmenso campo de petróleo crudo de peso específico
pesado y extrapesado, y bitumen natural, de magnitud insólita: el
campo Faja del Orinoco. No obstante las dificultades de los mercados
internacionales y los compromisos dentro de la OPEP, que impusieron
complicados ajustes, se continuó la normalidad operativa y la
progresividad de la acción. El 21 de abril de 1982, con la firma de
un contrato principal y 18 convenios suplementarios con la Veba Oel
de Alemania, Petróleos de Venezuela comenzó la política de
internacionalización de sus actividades. Al final de 1983, por
primera vez en 30 años, las operaciones de la industria petroquímica
mostraron un balance financiero positivo. El 13 de julio de 1984, la
filial CORPOVEN descubrió depósitos comerciales de petróleo crudo
de peso específico liviano en la subcuenca de Apure, 3 km al N del
río Arauca. El primer programa de sísmica tridimensional se
completó en la cuenca de Maracaibo en 1984. Petróleos de Venezuela
arrendó por 5 años la refinería de Curazao el 25 de noviembre de
1985. La primera adquisición de la casa matriz petrolera nacional
en Estados Unidos fue la compra de la mitad de la Citgo Petroleum,
el 5 de febrero de 1986; días después, el 14, la filial operadora
LAGOVEN descubrió en la cuenca de Maturín con el pozo exploratorio
El Furrial núm. 1 campos gigantescos profundos de petróleo crudo
de peso específico mediano. Por mandato del Ejecutivo Nacional, el
28 de abril de 1986 Petróleos compró a la Corporación de
Desarrollo del Zulia y el Fondo de Inversiones de Venezuela la
empresa CARBOZULIA, para explotar los potentes mantos de carbón de
la formación Paso Diablo en el valle medio del río Guanare, 70 km
al NO de Maracaibo. El 15 de septiembre de 1986, el gobierno de
Jaime Lusinchi convino la transacción con las anteriores
concesionarias, por reparos formulados por el contralor general. El
nuevo combustible orimulsión, emulsión estable del bitumen natural
del campo Faja del Orinoco en agua, utilizable en la quema directa
para la generación eléctrica, comenzó a ser comercializado
mundialmente en 1990. El Ministerio de Energía y Minas solicitó de
Petróleos de Venezuela el 21 de septiembre de 1990 la reactivación
de los campos marginales, mediante convenios operativos con empresas
privadas, y el 18 de julio de 1991 dictó las normas legales de la
política de industrialización de los hidrocarburos. El
levantamiento sísmico del área inexplorada Pantano Oriental de la
cuenca de Maturín terminó en 1992. Durante 1994 y 1995, LAGOVEN y
CORPOVEN convinieron con petroleras de Estados Unidos proyectos
similares para desarrollar el petróleo crudo extrapesado del campo
Faja del Orinoco. La CVP fue reactivada el 14 de julio de 1995 y
enero de 1996 contrató 8 bloques que le fueron asignados por el
Ejecutivo, con una superficie total de 1.500 ha, con 14 empresas de
Europa, Estados Unidos y Venezuela, para la exploración a riesgo y
eventual producción bajo el esquema de ganancias compartidas. El 17
de enero de 1996 la Organización Mundial del Comercio, con sede en
Ginebra (Suiza), dictaminó a favor de Venezuela la demanda incoada
contra Estados Unidos por discriminación a la importación de
gasolinas. Petróleos de Venezuela está considerada la segunda
transnacional petrolera del mundo. Venezuela ha producido, al 31 de
diciembre de 1995, una de cada 8 t de petróleo crudo del mundo,
desde que la industria comenzó hace 135 años
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